Teoría marxista de la alienación: La 'teoría marxista de la alienación en la filosofía
marxista es la interpretación ideológica del concepto psicológico y sociológico
de alienación considerando que el trabajador, desde el punto de vista
capitalista, no es una persona en sí misma, sino una mano de obra que puede
representarse en su equivalente económico: el trabajador es una determinada
cantidad de dinero, utilizable, como mano de obra, para la multiplicación del
mismo.
Marx,
quien fue fuertemente influido por la filosofía hegeliana, toma el término y lo
aplica al materialismo; en concreto a la explotación del proletariado y a las
relaciones de propiedad privada. En su enfoque, denominó alienación a las
distorsiones que causaba la estructura de la sociedad capitalista en la
naturaleza humana. Aunque era el actor el que padecía la alienación en la
sociedad capitalista, Marx centró su análisis en las estructuras del capitalismo
que causaban tal alienación.
Actualmente,
como la mayoría de los conceptos filosóficos e instituciones sociales, la
alienación -como categoría analítica- se encuentra en una crisis teórica debido
a las profundas transformaciones sociales que han dado paso a la sociedad
posmoderna. El desarrollo de la sociedad ha complicado el análisis de los
mecanismos sociales de alienación dirigiéndolos hacia nuevas y más sutiles
formas que precisan ser estudiadas. Entre los autores inspirados por Marx, que
efectúan ese análisis, destaca, por ejemplo, Herbert Marcuse.
El concepto marxista de
alienación incluye cuatro componentes:
En la sociedad capitalista,
los trabajadores están alienados de su actividad productiva. Los trabajadores
no trabajan para sí mismos, para satisfacer sus propias necesidades, sino que
trabajan para unos capitalistas que les pagan un salario de subsistencia a
cambio del derecho a utilizarlos en lo que deseen. Trabajadores y capitalistas
creen que el pago de un salario significa que la actividad productiva pertenece
al capitalista, por lo que los trabajadores están alienados respecto a su
actividad. Así, la actividad productiva se reduce únicamente a ganar el
suficiente dinero para sobrevivir.
Los trabajadores están
alienados no sólo respecto de las actividades productivas, sino también del
objeto de esas actividades: el producto (ya que éste no pertenece a los
trabajadores y no pueden utilizarlo para satisfacer sus necesidades primarias).
El producto, como el proceso de producción, pertenece a los capitalistas, que
pueden usarlo como deseen, vendiéndolo generalmente para su beneficio. Así, los
trabajadores no tienen una percepción correcta de lo que producen, y menos aún
en largas cadenas de producción.
En el capitalismo los
trabajadores están alienados de sus compañeros de trabajo. El capitalismo
destruye la cooperación natural, produciendo una sensación de soledad. Por otro
lado, el capitalista enfrenta a los trabajadores entre sí para detectar cuál de
ellos produce más, trabaja más rápidamente y agrada más al jefe, generando
hostilidad entre los compañeros de trabajo.
En la sociedad capitalista los
trabajadores están alienados de su propio potencial humano. Los individuos cada
vez se realizan menos como seres humanos y quedan reducidos al papel de bestias
de carga o máquinas inhumanas. La conciencia se entumece, y el resultado es una
masa de personas incapaces de expresar sus capacidades específicamente humanas,
una masa de trabajadores alienados.
Explotación
del hombre sobre el hombre: expresa que la explotación del hombre
por el hombre es, fundamentalmente, una injusticia que se comete cuando un
individuo o un grupo obtienen de otros, vía violencia, vía coerción, cosas que
no les corresponden. Y se traduce, en forma inmediata, en una disminución de
los bienes de los ‘explotados‘. Y, finalmente, de los bienes de la sociedad en
general. La explotación laboral se define, en pocas palabras, como recibir un
pago inferior al trabajo que se realiza. Karl Marx desarrolló su teoría de la
economía del capitalismo con base en la idea de explotación laboral (esa
diferencia que no se le paga al trabajador, y que se la queda el capitalista,
es llamada plusvalía). Aunque la temática de un trabajo mal pagado para lo que
se realiza suele ser relacionado a la explotación laboral, en un amplio término
puede abarcar diferentes situaciones desde el abuso por parte del empleador
hacia el empleado hasta la precariedad laboral.
Asociado a este término, la
alienación o enajenación es la circunstancia en la que vive toda persona que no
es dueña de sí misma, ni es la responsable última de sus acciones y pensamientos,
que Marx generalizó como la condición en la que vive la clase oprimida en toda
sociedad de explotación, en toda sociedad que admite la propiedad privada de
los medios de producción, donde el hombre pasa de ser un fin en sí mismo a ser
un mero medio o instrumento para la producción. Cuando la actividad que realiza
la persona le anula, le hace salir de sí mismo y convertirse en otra cosa
distinta a la que él mismo propiamente es, decimos que dicho sujeto está
alienado. Franz Kafka ilustró esto haciendo ver como una cucaracha al
protagonista de su obra “Metamorfosis”. La alienación principal es la
alienación económica.
Así pues, los principales
elementos del concepto de explotación del hombre por el hombre serían:
Un individuo o grupo
(explotadores) que al ser propietario de los medios de producción fuerza a otro grupo
(explotados) a realizar un trabajo en exceso.
La referida fuerza se aplica
mediante violencia.
Los se quedan con una parte de
los bienes producidos que no retribuyen a los explotados (plusvalía).
Como resultado de ellos los
explotados experimentan sensación de ser usados como medios de trabajo, y ello contribuye
a anular o modificar su personalidad.
Aspectos
del marxismo:
Materialismo histórico
El acercamiento marxista a la
interpretación de la historia se conoce como materialismo histórico.
Karl Marx creía que la evolución de la sociedad a través de los periodos en la
historia podía ser determinada por el uso y posesión de distintos modos de
producción. De acuerdo a esta teoría, el Manifiesto Comunista sugiere que la
historia de la sociedad podía ser categorizada por sus características
económicas. La primera categoría, el comunismo primitivo, era no jerárquico y
contenía ninguna forma de posesión. Después, una sociedad esclava vio la
formación de las clases sociales. El tercer periodo se concentra en el
feudalismo, en donde unos pocos aristócratas pertenecían a una clase, y un gran
número de campesinos pertenecían a otra. El cuarto periodo histórico describe
al capitalismo, una época en donde los capitalistas que poseían máquinas tenían
la mayoría de la riqueza, mientras que la mayoría de los trabajadores tenían
muy poca. Marx sugería que un periodo final de la historia sería el comunismo, creyendo
que esto sería la conclusión lógica, en la que evolucionaría una sociedad sin
clases con la propiedad de los medios de producción.
Capitalismo
y sociedad
El marxismo critica la
economía capitalista y su efecto en la sociedad, sugiriendo que el capitalismo
lleva a la gente a desprenderse de la sociedad mientras que los trabajadores
tengan roles específicos, en producir una parte de una máquina, por ejemplo, y
que no se involucran en la gran tarea de diseñar y construir tal máquina. Ni
trabajan juntos con la gente como están destinados en una tarea, y el valor
sólo se les otorga en relación a su trabajo. Esto previene que los
trabajadores obtengan satisfacción, que es importante en llegar a un valor
propio y a un bienestar espiritual. El Manifiesto Comunista también
sugirió que el capitalismo aleja a los propietarios de fábricas de la clase
media o la burguesía, de la sociedad al explotar a las masas trabajadoras.
Producción
capitalista y la clase social
Marx abogaba que el
capitalismo crea una jerarquía de las clases económicas, que estas clases
estaban alejadas una de la otra, y que cada clase puede ser definida por su
relación con la producción y el capitalismo. De acuerdo a esta filosofía, las
dos clases más importantes en una sociedad capitalista, eran la burguesía,
definida por el hecho de que poseían o tenían negocios, y el proletariado o los
trabajadores. Las categorías también podían subdividirse. Una creencia marxista
es que el costo de los bienes debe ser relativo al trabajo y el tiempo
involucrado en su producción, en vez del enfoque capitalista de hacer
ganancias, que explota a los trabajadores e inhibe la movilidad social.
Revolución
La teoría marxista cree que la
revolución es la única manera de lograr un verdadero cambio social, pues los
que tienen riqueza y poder no abandonarían sus privilegios voluntariamente, y
que este cambio es inevitable como ha demostrado la teoría del materialismo
histórico. El Manifiesto Comunista sugiere que las condiciones creadas por la
Industrialización han hecho de la revolución una posibilidad, ya que un gran
número de trabajadores han sido entrenados a trabajar juntos en las fábricas.
Aunque hubo algunos levantamientos cuando el Manifiesto Comunista fue
publicado, no hubo un gran cambio en la mayoría de las sociedades capitalistas.
Críticas
a la sociedad por parte del marxismo:
El capitalismo ha sido
criticado desde muchas perspectivas durante su historia. Las críticas varían
desde gente a quienes les desagrada los principios del capitalismo en su integridad
hasta aquellos que discrepan con los resultados particulares del capitalismo.
Entre los que desean reemplazar el capitalismo con un método diferente de
distribuir los bienes, se puede hacer una distinción entre aquellos que creen
que el capitalismo solo puede ser superado con una revolución (por ejemplo, la
revolución socialista) y aquellos que creen que el cambio puede venir
lentamente por medio del reformismo (por ejemplo, la democracia social).
Algunas críticas reconocen méritos en el capitalismo y buscan equilibrar el
capitalismo con alguna forma de control social, típicamente a través de
regulación gubernamental (por ejemplo, el Partido Laborista (Reino Unido).